Cuando quebré comercialmente, por primera vez en mi vida pude considerar cómo se debe sentir ser pobre —y que la pobreza, del tipo que sea, tiene un impacto directo sobre la autoestima.
La mayoría de las personas cree que la pobreza es algo que solamente experimentan los in dividuos sin techo o quienes viven en hacinamientos.
Pero existen distintos tipos de pobreza.
En el análisis final, se podría definir como “una necesidad sin los medios que la cubran”. Si una familia, por ejemplo, necesita una casa grande y carece de los medios o el conocimiento para adquirirla, eso constituiría su pobreza.
Pero si uno se siente insatisfecho emocional o espiritualmente y no sabe qué hacer al respecto, eso también es una forma de pobreza.
Descubrí otras dos categorías de pobreza durante este período: emocional y profesional.
La “necesidad sin medios” en la gente es altamente alarmante. Hay quienes sufren en relaciones abusivas, sin saber cómo salir de ello; otros cuyos matrimonios han estado muertos durante años, pero siguen aferrándose a recuerdos de una felicidad ya casi inexistente. Y también están los solitarios que, en un mundo con más de cinco mil millones de habitantes, no pueden encontrar a ese alguien especial con quien compartir mutuo cuidado y amor.
La otra categoría de “necesidad sin medios” es la pobreza profesional. Me asombra la cantidad de personas con las que hablo cada año, que dicen estar aburridos con su trabajo, o que lo odian. ¿Cómo puede uno levantarse día tras día para ir a un lugar de trabajo y hacer una tarea vacía y que no le satisface?
Si debemos pasar la mayor parte del día trabajando, ¿por qué no buscar algo que nutra nuestra mente o nuestra alma? Cuando comenzamos a esperar la pausa del café de la tarde como si fuera el mejor momento del día, estamos en problemas.
La mayoría de las personas cree que la pobreza es algo que solamente experimentan los in dividuos sin techo o quienes viven en hacinamientos.
Pero existen distintos tipos de pobreza.
En el análisis final, se podría definir como “una necesidad sin los medios que la cubran”. Si una familia, por ejemplo, necesita una casa grande y carece de los medios o el conocimiento para adquirirla, eso constituiría su pobreza.
Pero si uno se siente insatisfecho emocional o espiritualmente y no sabe qué hacer al respecto, eso también es una forma de pobreza.
Descubrí otras dos categorías de pobreza durante este período: emocional y profesional.
La “necesidad sin medios” en la gente es altamente alarmante. Hay quienes sufren en relaciones abusivas, sin saber cómo salir de ello; otros cuyos matrimonios han estado muertos durante años, pero siguen aferrándose a recuerdos de una felicidad ya casi inexistente. Y también están los solitarios que, en un mundo con más de cinco mil millones de habitantes, no pueden encontrar a ese alguien especial con quien compartir mutuo cuidado y amor.
La otra categoría de “necesidad sin medios” es la pobreza profesional. Me asombra la cantidad de personas con las que hablo cada año, que dicen estar aburridos con su trabajo, o que lo odian. ¿Cómo puede uno levantarse día tras día para ir a un lugar de trabajo y hacer una tarea vacía y que no le satisface?
Si debemos pasar la mayor parte del día trabajando, ¿por qué no buscar algo que nutra nuestra mente o nuestra alma? Cuando comenzamos a esperar la pausa del café de la tarde como si fuera el mejor momento del día, estamos en problemas.
Vincent Roazzi ('La Espiritualidad del Éxito')