Un negocio exitoso trata de aumentar sus ganancias encontrando nuevas y mejores maneras de servir a nuevos y antiguos clientes con los productos y servicios que tiene; buscando modos de ofrecer sus productos a bajo costo, conservando una alta calidad y desarrollando novedosos y eficientes productos y servicios que contribuyan a aumentar los ingresos en el futuro.
Con respecto a tus finanzas personales una efectiva coordinación en estas actividades y un intercambio benéfico para definir y lograr tus metas requieren de frecuentes discusiones con tu pareja, igual que los empresarios requieren de frecuentes reuniones para coordinar sus actividades.
La diferencia esencial en una relación romántica es una sociedad entre iguales y, por lo tanto, funciona mejor por acuerdo mutuo. Los negocios están estructurados, invariablemente, por jerarquías donde algunas gentes tienen autoridad sobre otras. La armonía financiera y la coordinación en una relación romántica, por lo tanto, requiere de mucha mayor comunicación que en un negocio.
Guardar secretos acerca del dinero es un aspecto del condicionamiento aprendido de los padres que no sabían cómo discutir sus finanzas en forma abierta.
Aun la mayor parte de las compañías muestra ansiedad cuando publica los salarios de sus empleados.
Sin duda causarías ciertos problemas si le propusieras a tu jefe o al presidente de tu compañía que los salarios de todos los empleados se pegaran en el pizarrón de los boletines. La reacción ansiosa de los administradores de negocios ante esa idea es, por lo general, bastante exagerada, si consideras que los salarios de los altos funcionarios de las compañías públicas se someten rutinariamente al escrutinio público.
Durante un tiempo experimenté preguntándole a la gente: “¿Cuánto gana?” Si la persona no me conocía muy bien, con frecuencia recibía esta respuesta: “¿Y a usted qué le importa?”, en un indignado tono de voz.
Quizá tenían razón, quizá sus ingresos no debían importarme; sin embargo, si lo piensas, la mayoría de las cosas que la gente descubre de sí misma en una conversación social (sus deseos, metas, experiencias, etc.), tampoco nos importan. Obviamente, no es necesario, ni aconsejable que discutas tu situación financiera con cualquier persona que conozcas; sin embargo, si hablar acerca de dinero o pensar en él te hace sentirte incómodo, quizá reduzcas tus oportunidades para conseguir más.
Una vez que tengas la confirmación escrita de tu situación financiera actual, comienza a definir tus metas económicas, tornando decisiones para alcanzarlas, y empieza a discutir otras formas creativas para aplicar con tu pareja todos los principios, trucos y técnicas que puedas encontrar en este blog, en libros sobre la temática o en seminarios a los que puedas asistir.
Phil Laut