jueves, agosto 20, 2009

La inversión inteligente como antídoto al envejecimiento poblacional

La población americana está envejeciendo a medida que los baby boomers se aproximan a su edad de jubilación. ¿Serán felices cuando cumplan los 60, 70 y 80 años de edad? ¿Serán esos años prósperos, tendrán salud y harán actividades con las que se sientan realizados? Es muy probable que sí, informan dos de los principales oradores de la Cumbre Económica de Wharton 2007: Jeremy Siegel, profesor de Finanzas de Wharton, y Michael Milken, jefe del The Milken Institute, un think tank independiente.

Según Siegel, el mundo en desarrollo puede decidir financiar los años de vejez de los boomers adquiriendo las acciones y los bonos de sus cuentas de jubilación. Milken prevé que la vida de esos octogenarios que se sienten con 60 años será próspera y activa. Pero este futuro no está garantizado. Siegel advierte de que el proteccionismo puede minar la prosperidad de los americanos más viejos, mientras Milken llama la atención sobre el hecho de que los avances médicos pueden ser anulados por estilos de vida nada saludables. Además de eso, la falta de inversión en “capital humano” puede hacer que EEUU se retrase.

Creando una nueva clase media
Siegel, conocido por sus dos best-sellers “Stocks for the long run” [Acciones para el largo plazo] y “The future for investors: why the tried and true triumph over the bold and the new” , dijo que los boomers, que hoy acumulan activos para financiar su jubilación, disfrutan de condiciones de mercado “bastante favorables a las acciones”.

Hoy, la relación entre el precio de las acciones y los beneficios empresariales de los últimos 12 meses es de cerca de 15 a uno, en sintonía con la media de los últimos 130 años. Invirtiéndose el cálculo, dividiendo los beneficios por el precio, se obtiene un rendimiento del 6,75%. Esto explica por qué las acciones son competitivas con los bonos proporcionando rendimientos en torno a un 5%, dijo.

Además de eso, ese precio/beneficio medio de 15 puede estar obsoleto porque los mercados evolucionaron. Las comisiones de los brokers y otros costes de transacción son menores de lo que jamás fueron, y los inversores pueden ahora diversificar los valores que poseen entre acciones emitidas en todo el mundo, señaló, añadiendo que los inversores americanos posiblemente tengan cerca de un 40% de los valores que poseen en emisiones externas. “Todos esos cambios de mercado redujeron los riesgos de los stocks y la volatilidad de precios”, añadió.

“Una menor volatilidad exige precios más elevados para activos arriesgados”, dijo Siegel. Por lo tanto, la relación precio/beneficio adecuada para las acciones es actualmente de cerca de 20. Los precios de las acciones pueden subir, por tanto, cerca de un tercio, alterando la relación P/B de 15 a 20, aún sin que se produzca un aumento de los beneficios corporativos. Pero, el aumento de los retornos de las inversiones hechas no es garantía de prosperidad. Como los americanos están viviendo más y están jubilándose cada vez más pronto, el resultado es un “aumento drástico en la hora de jubilarse”, haciendo los desafíos financieros aún más difíciles. “¿Esa tendencia persistirá?”, se pregunta Siegel.

Con una porción mayor de la población jubilada, será más difícil para los trabajadores americanos que produzcan un volumen suficiente de bienes y servicios. Tampoco los jóvenes tendrán dinero suficiente para adquirir las inversiones acumuladas por los jubilados. Si la demanda fuera demasiado baja, los jubilados no conseguirán convertir sus acciones y otros bonos en una cuantía suficiente de dinero para la financiación de jubilaciones cada vez más largas. “Los certificados de acciones no sirven como alimento”, dijo Siegel. “Si no hubiera gente suficientemente dispuesta a comprar sus activos, estaríamos ante un problema.” Las personas podrían jubilarse más tarde — tal vez debieran esperar hasta los 76 años, dijo. Muchos, sin embargo, no encuentran esa idea atractiva.

Por otro lado, Siegel comentó que “existe la posibilidad de vender las acciones que poseemos a los trabajadores más jóvenes del resto del mundo”. Esto significa proseguir con los avances económicos en los países en desarrollo, creando una clase media lo suficientemente acomodada para invertir en acciones, títulos y otros activos. Esa demanda respaldaría los precios de los activos americanos y suministraría compradores para quienes necesitan convertir inversiones en dinero.

“Las tendencias actuales son prometedoras”, afirmó Siegel que estima que, en 2050, el mundo en desarrollo será responsable de tres cuartos de la producción económica mundial frente al 50% de hoy en día. “A mediados de este siglo, buena parte del capital mundial estará en manos del mundo en desarrollo”, observó al describir las ganancias recientes en países como China y la India, calificándolos como “solamente la punta del iceberg”.

“A medida que más extranjeros se enriquecen lo bastante como para invertir, los americanos podrán darse el lujo de jubilarse cada vez más pronto”, aseguró. La principal amenaza de esa posibilidad es el proteccionismo de Estados Unidos y otros países desarrollados. Ese tipo de actitud podría elevar los costes de los bienes y servicios en los países desarrollados y retardar el crecimiento en el mundo en desarrollo, dejando a los jubilados americanos sin un número suficiente de compradores para sus activos en el momento en que decidieran liquidarlos.

“Si consiguiéramos evitar el proteccionismo, el futuro será brillante”, comentó Siegel, que hoy ve la situación con optimismo. “Pretendo conservar esa misma postura en el futuro — con tal de que mantengamos los mercados de capitales abiertos”.

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