martes, agosto 11, 2009

Cómo alcanzar la independencia financiera (I)

La cuestión del dinero es muy emocional y la mayoría de nosotros tenemos sentimientos ambivalentes con respecto a él: por una parte necesitamos la seguridad y comodidad que puede proporcionarnos; por otra, sentimos cierto temor a que el éxito financiero corrompa nuestros principios éticos. Ciertamente, la televisión y las películas han hecho mucho por crear una imagen de la gente rica como modelo de intrigante y maquiavélico. ¿Cuándo fue la última vez que ha visto un programa en que el «bueno de la película» estaba representado por una persona adinerada?

En los círculos religiosos se cita a menudo de forma equivocada a la Biblia, aunque lo hagan con la mejor intención del mundo. En vez de pensar que el ansia de dinero es la raíz de toda la maldad algunas personas interpretan que el dinero es la raíz de toda maldad. Naturalmente, lo correcto es citar la frase bíblica íntegramente. Si convierte al dinero en su único amor y se afana en enriquecerse con exclusión y a costa de otros valores más importantes, está perdiendo, en lugar de ganando.

Sin embargo. vamos a analizar esta cuestión: si pudiera ganar más, ¿debería hacerlo? ¿En el tiempo que destina a trabajar y ganar dinero, no debe intentar conseguir lo máximo posible?
Creo sinceramente que la mayor satisfacción de la vida la obtienen aquellos que, como nosotros, se proponen sacar el máximo rendimiento de todo lo que tenemos. De hecho, si no rendimos al máximo de nuestras facultades, pueden producirse serios problemas psíquicos.

Los humanos somos seres con iniciativa emprendedores. Las estaciones del año suponen un reto para nosotros. Vemos la tierra, el sol, la lluvia y la semilla, y sentimos cómo nos estimulan para que los dominemos y amaestremos. Es como si la vida y la naturaleza nos estuvieran diciendo «¿Tienes ingenio suficiente como para hacer de nosotros algo sin igual? Sólo somos materia prima. ¿Eres capaz de crear algo único de nosotros?»

Usted y yo, que somos emprendedores, no deberíamos sentirnos desanimados, sino ansiosos por conseguir una alta productividad, el pleno desarrollo de todo el potencial de nuestras diversas partes vitales, la utilización de nuestro ingenio en su totalidad, incluyendo también el aspecto de creación de riqueza. En esto consiste la esencia de la vida.

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