miércoles, agosto 12, 2009

Acerca del ahorro

“Con relación a la práctica del ahorro, hay dos clases de
individuos: Los que saben su significado y lo llevan a cabo;
y los que a pesar de saberlo, no logran llevarlo a cabo jamás.”

J. MELI


Cuando a uno le hablan de ahorrar, inmediatamente
piensa en las deudas que tiene, y parece absurdo pretender
hacerlo si puede destinar esos fondos a saldar dichas
deudas. Pero de todos modos, nos decimos: “si a fines de
mes, luego de pagar rigurosamente todas las cuentas, los
gastos del mes para la casa, y si no hay ninguna
emergencia, sólo entonces, si sobra algo, lo destinaré a
ahorro”. En mi experiencia, este método jamás ha
funcionado porque siempre surgirán situaciones atractivas u “obligatorias” para gastarlo todo, y el resultado a fines de mes es ¡incluso negativo!

Es muy común actuar de esa manera. El gran problema
es que así se puede pasar la vida entera esperando
terminar de pagar las deudas, ya que siempre aparecerán
nuevas, mientras estemos vivos. Como dice la autora Carol
Keeffe
, “ni siquiera después de muertos terminaremos de
generar deudas
”.

Durante muchos años quizás habremos intentado
diferentes métodos y sistemas con el objetivo de controlar
los gastos, para lograr un excedente destinado al ahorro.
Incluso no sería raro que hubiéramos intentado llevar las
cuentas con el computador, para sólo conseguir saber al
final de mes, con una exactitud impresionante, cómo se
había gastado hasta el último centavo, pero nunca
logramos que ese sistema nos ayudara a generar un saldo
para ahorro.

Un sistema que da resultado en la práctica consiste en
apartar la cantidad que se desea ahorrar al comienzo del
mes, ya que de esta forma enfrentaremos la debilidad de
nuestra naturaleza humana, que intentará traicionar el
objetivo propuesto, traspasando a consumo los excedentes
destinados a ahorro. Uno está programado mentalmente
para pagar en primer lugar las deudas, al momento de
recibir el sueldo de fin de mes, ya que el “sistema” no le
dará tregua, conminándolo a mantener al día los pagos de los compromisos adquiridos, o de otra manera, será
expulsado fuera de él
. Este temor hace que cuando
recibimos el sueldo, uno termine pagándoles a todos,
menos a uno mismo, que es quien trabajó para ganar aquel
dinero. Recuerde que es legítimo que una parte de lo que
usted gana sea para que la ahorre.

Vencer la inercia para tomar la decisión de pagarnos a
nosotros mismos, antes de pagar las deudas, es realmente
difícil. Si lo dejamos para fines de mes, lo más probable es
que no estemos dispuesto a hacerlo porque el valor
marginal de los últimos pesos que nos quedan en los
bolsillos para terminar el mes, tienen un valor altísimo para
nosotros por la sencilla razón que ¡es todo lo que nos
queda!

Por eso es que cuando la persona se inicia al mundo
laboral, tomando en cuenta lo difícil que es poner en
práctica el ahorro, y, por otra parte, considerando que en
esa etapa de la vida los jóvenes suelen formar un hogar y
necesitan dedicar su atención a consolidar la relación de
pareja, es recomendable elegir una opción automática de
ahorro. Esto permitirá, además de lograr el objetivo de
formar un capital, disponer de mayor tranquilidad para
dedicar toda la energía para desarrollarse en el plano
laboral y familiar, durante los primeros diez años. Una
alternativa de ahorro automático es solicitar a su empleador
que le descuente por planilla mensualmente un monto que
usted determine, y se lo deposite a interés en una cuenta de
ahorro.

Para poder ahorrar, no se debería vulnerar la proporción de deudas versus ingresos. Hay que mantener ciertas relaciones estudiadas. Dependiendo de los ingresos, hábitos y el nivel de vida de cada grupo familiar, varía, pero se puede establecer con un buen sentido común, una proporción como la siguiente:

1) 10% ahorro.
2) 25% dividendo hipotecario o arriendo.
3) 20% intereses, cuotas préstamos y emergencias.
4) 45% gastos de mantención del hogar.


La clave del éxito de este sistema reside en que, una
vez que se distribuyen los dineros y se asigna un monto
para los gastos de mantención del hogar, todos los gastos,
desde el jabón hasta la comida del perro, tendrán que
provenir de la cantidad que quede, porque no habrá más
dinero hasta el mes siguiente. ¡¡Ese es todo el dinero de
que se dispone para llegar hasta el próximo fin de mes!!

Cuando hagamos esto, lograremos una sensación de
alivio y control. Se acabaron los autoengaños y los juegos.
Lo que tenemos como ingresos menos las cuentas, incluido
el ahorro, constituye el saldo automático y límite de
nuestros gastos hasta fin de mes.

Una de las razones por la cual muchos no ahorran, es que actúan desmereciendo las pequeñas cantidades y se proponen metas muy altas, o nada.

En el caso de que usted sea de las personas que no ha
aprendido a ahorrar, lo más probable es que el sentimiento
que le sobrevenga, cuando tome conciencia del verdadero
potencial que encierra el ahorro, y mire retrospectivamente
su vida laboral, sea de impotencia. Le cabrá íntimamente la
certeza de que pudimos haberlo llevado a cabo, mas la
desidia y el hábito del consumo, nos la ganó. Como
justificación y consuelo nos diremos que nunca nos sobró ni
un solo peso al final del mes, para ser ahorrado. ¡Todo lo
contrario, muchas veces terminamos el mes con un saldo en
contra! Es difícil mirar hacia atrás y ver tantos años
transcurridos de amortizaciones de deudas y
postergaciones de sueños, ¡sólo para descubrir que
estamos; en el mismo lugar donde empezamos, respecto al ahorro!

Lo más importante es empezar a pagarse a usted
mismo, es decir, a ahorrar.

Estoy absolutamente convencido de que cualquiera
podría seguir viviendo casi exactamente igual si su ingreso
fuera 5 ó 10% inferior a su ingreso actual, y destinar ese
monto al ahorro. Haga cualquier cosa que funcione para realmente empezar, pero ¡hágalo ya!

Recordemos siempre que el trabajo por sí mismo no produce gran
acumulación de dinero, pero sí puede hacerlo el hábito del ahorro sistemático.

André Kostolany

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