Las personas inteligentes saben que lo que importa no es la cantidad; lo que realmente cuenta es utilizar al máximo las aptitudes que nos ha dado Dios.
Esta última idea, —hacer todo lo que podamos con lo que tenemos—, es el tema central de un libro muy interesante. El libro se titula The Richest Man in Babylon («El hombre más rico de Babilonia»), escrito por George Clayson. Es un libro tan pequeño que se puede leer sin interrupción, pero recoge todos los puntos fundamentales. Yo le llamo «El aperitivo para la discusión general sobre el tema de la independencia financiera», y se lo recomiendo.
Nuestros actos y nuestras compras dicen mucho respecto de nuestra forma de ser. Revelan nuestro concepto de la vida, nuestras actitudes, conocimientos e ideas, —incluso nuestro carácter. Estos actos externos reflejan nuestro mundo interior y proporcionan una constante referencia de nuestra capacidad de percepción y valoración de la vida.
Hay un proverbio que dice: «¿Por qué hablas tan alto? No oigo lo que dices.»
Es inevitable. Todas las cosas son señal de algo. Son síntomas de algo correcto o de algo equivocado. Por eso es prudente no ignorar los síntomas. Si algo en su vida no funciona bien, los síntomas actúan como alarma previa anunciando, a quien quiera escucharlos que debe cambiarse.
Por ejemplo, puede analizar su forma de vivir y su relación con sus ingresos. Si está gastando más de lo que gana lleva camino de suicidarse lentamente en el plano económico. Su próximo «capricho», pagado a plazos naturalmente, puede ser sólo una nueva dosis de veneno servida, eso sí, en bandeja de plata.
Analice lo que hace con sus actuales ingresos. ¿Los emplea de forma prudente, no gastando más del 70 % del total? ¿Está viviendo a un nivel de cientos o miles de dólares superior al de sus ingresos? Preste atención a los síntomas antes de que sea demasiado tarde.
Recuerdo que una vez le dije a Mr. Shoaff: «Si tuviera más dinero podría hacer mejores planes.» Y él me respondió con rapidez: «Yo lo diría de otra manera: si hicieses mejor tus planes tendrías más dinero.»
¡Esta es una frase fundamental! ¡Ya ve! Lo que importa no es la cantidad; lo que importa es el plan. Lo fundamental es cómo invertir, no cuánto.
Jim Rohn
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