viernes, agosto 07, 2009

Cinco claves del éxito y la riqueza que nunca hay que olvidar (II)

Segunda clave: Pague el Impuesto sobre la Independencia Económica

Es la semilla de la riqueza Las personas que adquieren riqueza tienen la costumbre de invertir una parte de todo aquello que ganan. La gente rica logra su bienestar económico haciendo que parte de su dinero «trabaje» y se multiplique.

He aquí un plan que debe funcionarle, y que le ayudará a acumular riqueza, con la misma seguridad con la que se levanta el sol. Ponga en vigor su Impuesto sobre la Independencia Económica (IIE). Sea cual sea su renta, detraiga usted cierto porcentaje de la misma. Le re­comiendo que ese porcentaje sea el 15 % y, en cualquier caso, que nun­ca baje del 10%. Aplique este impuesto a la renta bruta, no a la que lleva usted a casa después de practicar las correspondientes deduccio­nes. Siga el ejemplo del gobierno. De forma que si su renta bruta es de 2.000 dólares al mes, detraiga 200. Si es de 8.000 dólares al mes, des­tine 800 a su programa de acumulación de riqueza. Entonces, invierta ese dinero para lograr un beneficio futuro. Mírelo como si fuera una semilla de dinero que hace crecer riqueza. El capital es simplemente dinero usado para lograr más dinero. Su plan de IIE significa que us­ted está pagándose impuestos a sí mismo. A nadie le gusta pagar im­puestos, pero lo hacen porque las leyes dicen que hay que hacerlo. Pues bien, impóngase la misma obligación que el gobierno le impone y «encontrará» el dinero necesario para pagar ese impuesto, que va a beneficiarle sólo a usted. He aquí una observación sobre los impuestos que da mucho que pensar.

Haga una pequeña encuesta por la calle y dirija a la gente estas preguntas­«¿Cuánto pagó el año pasado en concepto de Impuesto sobre la Renta?» Lo más probable es que la gente le conteste: «No lo sé exacta­mente. Creo que entre esta cantidad y esta otra, pero no puedo decirle cuál fue la suma exacta.» Entonces pregunte usted: «¿Cuánto pagó en impuestos sobre la renta estatales? ¿Cuánto en impuestos municipales? ¿Cuánto en impuestos sobre ventas? ¿Cuánto en contribuciones inmo­biliarias? ¿Cuánto en impuesto sobre la gasolina? ¿Cuánto en impues­tos sobre billetes de avión?»

Después de que haya usted preguntado todo esto al contribuyente, él o ella le dirán algo así como: «Mire usted, no sé cuánto pago en impuestos, solamente sé que pago demasiado y que estoy sin un cénti­mo a final de mes.» Considere estas ventajas de pagarse impuestos a usted mismo El 100 % del beneficio es para usted. El IIE es el único impuesto que va a resultarle agradable pagar. El 100 % de este impuesto va a estar destinado a su propio provecho y al de su familia. Ninguna parte de su IIE va a proporcionar un beneficio a la gente que no trabaja o a aquellos que hacen carrera a costa del erario público, y ni un solo céntimo va a pagarse a quienes recaudan los impuestos, por el privile­gio que tienen de tomar su dinero, para utilizarlo en fines que usted, a lo mejor, no aprueba. Además, si a usted le ocurre algo antes de que decida retirar los IIE que ha invertido, el montante de su herencia aumentará en la parte que ahorró por este sistema. Si usted es soltero y desaparece, todo el dinero que haya estado pagando a la Seguridad Social se habrá perdi­do. Sin embargo, el 100 % de su IIE le va a procurar una mejor vida a usted y a sus seres queridos. Todo está bajo su control absoluto. Todas las decisiones sobre cómo utilizar el IIE las va a tomar usted. Puede ser que quiera invertir su dinero en fondos de mutualidades, en una casa, en un terreno, en obli­gaciones o en acciones de sociedades. Estas y otras formas de inver­sión se le presentan como diferentes posibilidades. Una cuenta de aho­rros es una forma magnífica de empezar, mientras aprende más sobre otras formas de mayor rendimiento pero también mayor riesgo en las cuales invertir el fruto de su «impuesto particular».

Recuérdelo, usted no está entregando el dinero que recauda me­diante el IIE al gobierno, para que se gasten de la forma que elijan los miembros del Congreso. Esta forma, normalmente, sería un medio para resultar reelegidos, y se concretaría en inversiones para el bien público, en orden a conseguir votos, en ayudas a la educación o en gastos militares innecesarios, también con el objetivo de ganar votos. La mayoría de los componentes del Congreso y del Senado sola­mente tienen un objetivo en la cabeza: resultar reelegidos. Esa es la razón por la que gastan su dinero en contratar a un mayor número de funcionarios gubernamentales y proporcionar servicios públicos que usted no desea ni necesita.

La recaudación no tiene coste alguno. Piense durante un minuto en lo que tiene usted que pagar al gobierno por el «privilegio» de pagar los impuestos que le impone: impuestos del gobierno federal, impues­tos estatales sobre la renta, impuestos estatales sobre las ventas, con­tribuciones urbanas e impuestos sobre las rentas del capital. En todos los casos, usted es el recaudador único de impuestos, de forma que en la operación de recaudación no se produce pérdida alguna. A menudo, el gobierno se enorgullece de lo poco que cuesta recaudar el dinero. Pero el gobierno no dice la verdad. En los departamentos de personal hay empleados cuyo principal trabajo es recaudar impuestos. Cuando uno trabaja para sí mismo es él el que ha de recaudar los impuestos y tiene que emplear su tiempo o el de sus empleados en recolectar su propio dinero para que el gobierno lo gaste. Es una fuente de extraordinaria satisfacción.

El IIE le ayuda a ganar lo que solemos llamar independencia económica. Si lo recauda con re­gularidad, y lo invierte inteligentemente, habrá obtenido su objetivo de independencia económica. Podrá disfrutar de los fines que persigue, de las vacaciones que desea tomarse, de los viajes a otros países, de la comida y la casa que desea y, además, podrá ayudar a las personas tal y como desea ayudarles. La caridad no debería estar dirigida por el gobierno. El IIE creará dinero. El IIE hará que su dinero produzca más dinero. El gobierno no produce dinero para usted. El gobierno ni siquiera puede recaudar lo suficiente para equilibrar sus presupuestos. Necesita pedir dinero en préstamo, simplemente para pagar los gastos que son conse­cuencia de lo que ha prometido. Los impuestos que se pagan al gobierno se recaudan en una venta­nilla para gastarse en la de al lado. Pero el dinero proveniente de su IIE trabaja para usted y se multiplica.
La razón por la cual el sistema de la Seguridad Social atraviesa problemas es que el dinero que usted aporta para él no se invierte en crear más dinero. Se gasta en su totalidad el mismo mes en que se recauda. El IIE pasa a formar parte de sus inversiones, trabaja a interés compuesto y le hace ganar dinero. Cuando usted decide tomar dinero liquido del fondo formado por medio de su IIE, en ese fondo encon­trará más dinero que el que «restó» de sus ingresos. Usted puede encontrar el dinero necesario para pagar el IIE Mucha gente piensa: «Me gusta la idea de emprender un IIE, pero nunca me queda nada a final de mes. Sencillamente, no puedo pagar mi IIE, por mucho que vaya a revertir en mi mismo.» ¡Pero sí que pue­de! Suponga que el gobierno aumenta el impuesto sobre la renta, que usted tiene que pagar, en un 15 %, lo cual es algo que muchos gober­nantes proponen. ¿Lo pagaría? Por supuesto.

O bien suponga que la administración de la Seguridad Social deci­de hacer feliz a un mayor número de personas con lo que reparte. De forma tal, que decide aumentar la cantidad que usted tiene que pagar sobre su renta, del 7,5 al 8,5 %. Usted pensaría: «Bueno, eso solamen­te representa un céntimo por cada dólar que gano. Puedo permitírmelo.» ¡Pero la subida del 7,5 al 8,5 %, en realidad, supone un incremento de, aproximadamente, el 12 %!

Para una renta de 35.000 dólares, esto representaría 350. Esos 350 dólares, invertidos en una sola vez al 18 % de interés compuesto, nos darían una cantidad de 11.200 en 20 años y de 358.400 en 40.

O plantéese el caso de que dice usted a la persona que se encuen­tra en el mostrador de caja: «Mire usted, a mí no me gustan los im­puestos sobre las ventas. Así que no los añada usted en la comida que he comprado.» Esa persona le mirará a usted con cara de estar pensando: «¿Qué le pasará a este idiota?» Y añadirá los impuestos a la cuenta.

O bien trate de decir a su patrono: «En este momento estoy en las últimas. Me han pasado una serie de cuentas que no esperaba. Mi hijo se ha puesto enfermo, me han subido el alquiler y se me ha roto el coche. Por favor, no deduzca nada de mi sueldo este mes en concepto de impuestos.» Ante esta situación, sencillamente su patrono le dirá:

«Lo siento pero la ley es así. Tengo la obligación de retener su impues­to sobre la renta. Además el ordenador ya está programado para reali­zar la deducción.» O diga usted al recaudador de impuestos: «No voy a poder recibir nada de la Seguridad Social durante veinte (o treinta o cuarenta) años. Por favor no me deduzca ningún impuesto durante una temporada.» Sin duda, esta persona le diría: «O paga, o va usted a la cárcel.»

Póngase verdaderamente testarudo y niéguese a pagar los impues­tos de contribución urbana que gravan su casa. Simplemente es cues­tión de tiempo, pero llegará el momento en que los empleados del fisco venderán su casa y recaudarán los impuestos correspondientes. Para cosechar los beneficios de su duro trabajo y no estar sometido a la esclavitud económica, debe usted pagar el IIE, de la misma forma que paga los demás impuestos.

Recuerde que el IIE es el único de los impuestos que usted paga que va a trabajar a su favor y al de sus seres queridos. Todos los demás impuestos van a ir a parar a personas que usted no conoce y para fines que puede aprobar o puede no aprobar.

Las personas que recaudan impuestos para el IRS, municipales, es­tatales o provinciales, puede ser que le escuchen cuando les cuenta sus problemas, pero le pedirán dinero, en cualquier caso. De forma que, antes de hacer nada con el dinero que pueda llevar a casa a fin de mes firme en primer lugar un cheque a su favor. Como todos los caminos que llevan al verdadero éxito económico, el Impuesto para la Independencia Económica es algo sencillo, pero al principio resulta difícil de aplicar. Las personas que piensan: «En este momento estoy mal de medios. No me voy a pagar este mes el IIE. Ya lo haré el próximo mes», se están engañando a si mismas. Resumiendo: acabará por aprender a acomodarse al IIE. Dentro de tres o seis meses, no dejará de pagarse a sí mismo el dinero que ne­cesita para lograr un espléndido futuro económico. Estudie los cami­nos de acumulación de riqueza que vienen a continuación para ver cómo puede y tiene que invertir una parte de lo que usted gana en be­neficio propio.

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