lunes, octubre 05, 2009

El Hombre Más Rico de Babilonia

“La prosperidad de una nación depende de la prosperidad financiera de cada uno de nosotros como individuos. Este libro trata de los éxitos personales de cada uno de nosotros. Éxito significa alcanzar resultados como consecuencia de nuestros esfuerzos y habilidades. Una preparación adecuada es la clave para nuestro éxito. Nuestros actos no pueden ser más sabios que nuestros pensamientos. Nuestros pensamientos no pueden ser más sabios que nuestro entendimiento”.

Así comenzaba George S. Clason la introducción de su colección de parábolas agrupadas con el sugestivo título de “El hombre más rico de Babilonia”.


Con el tiempo la obra se ha convertido en un gran clásico introductorio a las finanzas personales con millones de copias vendidas en todo el mundo.

Las lecciones de puro sentido común que transmite Clason no por más conocidas pierden un ápice de su validez. Todo comienza con el deseo y la puesta en marcha: “Los hombres de acción son favorecidos por la diosa de la fortuna”, “donde existe la determinación, el camino acaba siendo encontrado”, nos advierte el autor.

A través de sus relatos vamos encontrando las “siete curas para una bolsa escasa”:

1. Guarda siempre una parte de todo lo que ganes. El oro fluye alegremente hacia aquellos que guardan al menos un 10% de todo lo que ganan.

2. Controla tus gastos.

3. Haz que tu oro se multiplique. El oro trabaja con diligencia para el sabio poseedor que encuentra el empleo beneficioso. El oro se cobija bajo la protección del propietario cauteloso que lo invierte bajo el asesoramiento de hombres sabios en su manejo.

4. Guarda tu fortuna de la pérdida: el primer principio fundamental de la inversión es la seguridad del principal. El oro se escapa del hombre que lo invierte en negocios o propósitos con los cuales no está familiarizado o que no son de la aprobación de aquellos mejor versados en su conservación. El oro huye asimismo del hombre que lo fuerza a ganancias imposibles o que sigue los consejos de camelistas y arbitristas o que lo fía a su propia inexperiencia e instinto pasional en la inversión. Mejor un poco de precaución que un gran lamento.

5. Haz de tu vivienda una inversión beneficiosa. Sé propietario de tu propio techo.

6. Asegura una renta futura: Empieza a proveer con tiempo para las necesidades de tu vejez y la protección de tu familia.

7. Mejora tus capacidades para ganar dinero. Califícate, desarrolla tus potencialidades.

En resumidas cuentas, un excelente punto de partida en la aventura de la conquista de la independencia financiera, cuyas enseñanzas todos deberíamos tener siempre presentes. Muy útil incluso para los inversores más avanzados.