jueves, marzo 25, 2010

Una cuenta de ahorros para "la vida real"

Todos conocemos el valor de ahorrar para su futuro, pero usted necesita también una cuenta de ahorros “para la vida real”.

¿Qué es eso? La vida real está hecha de situaciones sorpresivas: se daña el auto, gotea el techo, tiene un problema con la tubería, su hijo se rompe un brazo—sólo para mencionar unas cuantas cosas.iii El elemento sorpresa tiene que ver con la naturaleza y el momento en que suceden los eventos, no con el hecho de que sucedan.

Es altamente predecible que después de un tiempo todos los hogares enfrentarán gastos importantes para situaciones de este tipo. Por lo tanto tiene sentido planificar para enfrentarlas. Para esto es la cuenta de ahorros para la vida real. Le ayudará a cubrir cuentas inesperadas sin ponerlo bajo tensión emocional severa.

La alternativa sería esperar hasta que los eventos sorpresivos ocurran y entonces pensar en un plan para enfrentarlos. Eso significaría entrar en deudas con la tarjeta de crédito o alguna otra manera de obtener crédito en términos altamente desfavorables.

Luego tiene que ver cómo va a solventar los intereses y eventualmente pagar la deuda.

Todo esto genera ansiedad que a su vez le moverá a tomar decisiones financieras poco sabias.

¿Cuánto podría usted apartar regularmente para enfrentar tales eventos? Una forma sería calcular los gastos que realizó en los varios eventos sorpresivos el año pasado, dividir eso para doce y empezar a depositar esa cantidad mensual en su cuenta de ahorros para la vida real. Podría incluso poner un poco más en la cuenta para la eventualidad de tener que enfrentar gastos futuros más elevados en esta área.

Después de todo, si usted paga más en esta cuenta, está construyendo un pequeño colchón. Si los fondos de esta cuenta siguen creciendo, puede utilizar una parte para otros propósitos, como asignarlos a su programa ahorro para su jubilación.

El punto clave es considerar esos pagos mensuales a su cuenta para la vida real como algo obligatorio y no como un elemento optativo de su presupuesto. Por lo tanto debe ser tratado igual que el pago de la hipoteca, la cuenta de la electricidad y otros pagos regulares.

Una cuenta para la vida real le permite a usted comprar un poco de paz mental en lugar de preocuparse por los golpes financieros de la vida.

Con una cuenta como ésta, usted podrá enfrentar confiadamente los gastos, que aunque impredecibles en cuanto al momento en que suceden, pueden de todas maneras ser anticipados con cierto grado de precisión. En los tiempos en que sus gastos sorpresivos están bajo el promedio, el saldo en su cuenta para la vida real crecerá.

Cuando los gastos sorpresivos son más grandes de lo acostumbrado, los fondos en su cuenta bajarán pero usted puede mantenerse tranquilo porque usted está preparado. Esto es importante porque significa que “usted está en control de su dinero”, en vez de que sea “el dinero el que está a cargo de usted”.

Julie Stav ("Invierte en tu Futuro")

viernes, marzo 05, 2010

¿Hizo una mala inversión? Culpe a su cerebro


Los científicos podrían haber encontrado una manera para cuantificar el legendario equilibrio entre codicia y miedo que se supone que impulsa las decisiones sobre las inversiones.
Una nueva investigación que aparece en la revista científica Neuron identifica dos regiones del cerebro que se activan cuando las personas cometen ciertos tipos de errores en las inversiones.
El resultado parece ser que, para bien o para mal, las emociones tienen que ver más con las decisiones financieras que lo que se reconoce actualmente.
"Esas áreas del cerebro son bastante profundas y no se asocian con la matemática ni los impuestos. Se asocian más a las emociones o a cómo se sienten las personas antes de hacer algo", afirmó el autor principal, Brian Knutson, profesor asistente de psicología y neurociencia de la Universidad de Stanford. "Las emociones anticipatorias podrían desempeñar algún papel en la toma de decisiones, incluso en las financieras".
Knutson llevó a cabo el estudio en conjunto con la candidata de doctorado en Stanford Camelia Kuhnen, cuya especialidad es las finanzas.
"Esta investigación sugiere que estamos comprendiendo diferentes partes del cerebro en relación con la toma de decisiones y las emociones", añadió Paul Sanberg, director del Centro de Excelencia para el Envejecimiento y la Reparación Cerebral de la Facultad de Medicina de la Universidad del Sur de Florida, en Tampa. Afirmó que hay una tendencia hacia este tipo de investigación que busca las raíces neurológicas de la conducta humana.
Los cálculos de los economistas sobre cómo las personas toman decisiones raras veces incluyen las emociones anticipatorias, apuntó Knutson.
Y aunque el área poco clara de los sentimientos humanos está comenzando a tener influencia sobre algunos modelos económicos, a los economistas todavía les falta una manera para comprender de que manera influyen las emociones sobre las elecciones.
El estudio actual planteaba dos preguntas básicas: Cómo toman decisiones las personas, especialmente en las situaciones financieras, y si la activación cerebral se utiliza para predecir cuáles decisiones podrían ser tomadas, especialmente cuando se trata de decisiones riesgosas.
A los participantes del estudio, todos Ph.D. de Stanford, se les pidió que eligieran entre dos títulos y un bono varias veces. Al igual que en el mercado de acciones, lo que estaba en juego eran dólares reales.
Antes de iniciar las transacciones, los investigadores designaron un título como "bueno" aleatoriamente (con mayores probabilidades de ganar dinero) y un título como "malo" (con mayores probabilidades de perder dinero). Independientemente de todo, el bono pagaba $1.
Los participantes no sabían qué título era bueno y qué título era malo, pero podían enterarse observando el mercado.
"Así averiguamos si se comportaban racionalmente o no", explicó Knutson. "¿Elegían de acuerdo con toda la información que tenían previamente?"
La actividad cerebral de los participantes fue escaneada con IRM funcional en tiempo real a medida que tomaban las decisiones y luego se enteraban de sus resultados.
Los voluntarios tendían a cometer dos tipos de errores, seleccionar un título cuando el bono hubiera sido mejor, o elegir el bono cuando un título hubiera sido una mejor opción.
Antes de que los participantes cometieran errores "de búsqueda de riesgo" (tales como invertir en un título con una "mala" historia), un área del cerebro conocida como el núcleo acumbens (NAcc) se activaba.
Por otro lado, antes de que los participantes cometieran un error "de evitación de riesgo" (tales como invertir en un bono seguro cuando un "buen" título hubiera sido mejor), un área del cerebro, llamada la ínsula anterior, se activaba.
"Eso parece que empuja a las personas hacia la dirección de una evitación excesiva del riesgo si se activa demasiado", aseguró Knutson.
El NAcc es un área que es rica en dopamina y que está relacionada con la búsqueda de drogas y otras conductas arriesgadas, añadió Sanberg.
En promedio, los participantes del estudio hicieron elecciones racionales el 75 por ciento de las veces y cometieron errores el 25 por ciento de las veces, dijo Knutson. Y las áreas del cerebro se iluminaron aún cuando se tomaban decisiones racionales, pero no tanto.
Estos hallazgos podrían también explicar por qué los casinos usan "claves de recompensa" como bebidas gratis y regalos sorpresa como anticipación de otras recompensas que podrían activar el NAcc y llevar a cambios en la conducta, agregó Knutson. Las aseguradoras podrían usar la estrategia opuesta, usando estrategias que activen la ínsula anterior, dijo.
El mensaje mayor podría ser uno de sentido común, cuando tenga que tomar una decisión importante, dé un paso hacia atrás y piénselo bien.
"Esta es evidencia que sugiere un mecanismo que podría ayudarlo a ver las cosas de manera diferente", señaló Knutson. "La lección es que las emociones podrían influir sobre la toma de decisiones".
La información, añadió, podría usarse para mejorar los modelos sobre cómo toman decisiones las personas, apuntó Knutson.
Y para comprender las conductas más extremas.
"El próximo paso es ver qué sucede en las personas que tienen algún tipo de alteración o daño en esa parte del cerebro", dijo Sanberg. "¿Explicaría eso por qué algunas personas son adictas al mercado de acciones y toman las decisiones incorrectas todo el tiempo?".